Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

Voy a decir al Sr. Groizard que no me extraña que haya muchos individuos en la mayoría, y hasta en las minorías, que no crea que este proyecto de ley es conveniente; pero tampoco debe extrañar su señoría que yo cargue con la responsabilidad de su aprobación, porque si soy jefe del partido y del Gobierno, a mí me corresponde la responsabilidad de la dirección de la política, y por eso la doy a mis amigos, los cuales, pareciéndoles bien o mal, deben someterse a mi decisión. Claro está que éste es un asunto de los que no estando determinados en el programa del partido, permite opinar como gusten acerca de él todos los individuos del partido liberal; pero no hay nada como las relaciones de un partido con los demás, que más dentro esté de las atribuciones de los jefes de los partidos; y así como yo, jefe del partido liberal, me he entendido con los jefes de los partidos de oposición, sin que estos jefes de las oposiciones hayan tenido que consultar a sus amigos, de la misma manera yo me he entendido directamente con ellos, y cargo con la responsabilidad, como los jefes de las oposiciones cargarán con la suya dentro de sus respectivas agrupaciones. Yo, Sr. Groizard, no rehuyo la responsabilidad de mi conducta; por el contrario; precisamente la ventaja que tenemos los jefes de los partidos está en que en último resultado, si los partidos se conducen bien, la gloria y el aplauso es para le partido y para su jefe; pero si se conducen mal, si tienen desastres que lamentar, entonces, claro está que el mal es para el partido, pero la responsabilidad es sobre todo para el jefe, y yo acepto la una y la otra.

Por lo demás, en este punto yo no he de tener ninguna responsabilidad; porque, después de todo, ¿qué va a suceder porque se retrasen unos meses las elecciones? Pues sucederá que los Ayuntamientos que tengan bien las listas no tendrán que hacer nada más que comprobarlas; digo mal, podrán subsanar las faltas que en este tiempo hayan ocurrido; y que los que las tengan mal podrán corregirlas. ¿Qué mal hay en esto? Yo no veo ninguno. (El Sr. Ansaldo: El Sr. Ministro de la Gobernación no lo cree. -El Sr. Ministro de la Gobernación: Creo lo mismo). Pues resulta que continuarán por unos meses los concejales actuales, y si alguno no fuera bueno, que será una excepción, el daño será grande; y en último resultado, créame el Sr. Groizard, no podrá suceder nada desagradable, ni en esto hay responsabilidad ninguna.

Ruego, pues, a los Sres. Diputados, que no pongan dificultades a que cuanto antes se apruebe este proyecto de ley. [2520]